viernes, 19 de octubre de 2012

De los colores y los gustos...


Imagino que todos conoceis la historia de un padre y un hijo que llevan las hortalizas a vender a un pueblo de al lado. Al ir al mercado, llevan al burro con las alforjas y la mercancía.

Al volver del trabajo, Padre e hijo ( que eran muy delgados para que nos e enfaden mis amigas de las protectoras de animales) se suben los dos en el burro, para no tener que volver caminando la distancia entre los dos pueblos.

Se encuentran con unos viajeros, apenas los dejan atrás, escuchan...
- Que poca vergüenza, los dos montados en el pobre animal...

El padre y el hijo recapacitan, y entonces, deciden que vaya en el burro, el hijo, que era el que menos pesaba, vuelven a encontrarse con otros paisanos, y apenas los pasan escuchan:
- que poca vergüenza... el hijo montado tan cómodo, y el padre caminando... ya no hay respeto....

Vuelven a reflexionar, y entonces, deciden cambiar de puesto, el hijo va caminando delante del burro, y el padre montado encima. Otros paisanos, otro comentario:
- Que poca vergüenza tiene ese hombre, mientras el va descansado, su pobre niño caminando... es que....

Reflexionando de nuevo, deciden caminar junto al animal, total solo quedaban cinco kilómetros para llegar a casa, ven venir un grupo de paisanetes, y esperan impacientes un comentario de halago, pero lo que escuchan ya no les permite seguir reflexionando:

- Vaya dos tontos del bote, ir caminando cuando tienen un burro tan grande y fuerte.


El único que se salva en esta historia es el burro, que como no entiende el idioma de los paisanos, vive la vida como le dejan. cuando le toca cargar, carga, y cuando no, tan feliz.

2 comentarios:

Lydia Leyte dijo...

Es una de mis historias favoritas. Similar a la de "Ande yo caliente, y ríase la gente". Dejad que silben, diría otro

Lury Margud dijo...

o como diría el gran maestro Don Quijote... ladran los perros, señal que calbagamos...